Los vivos y los muertos

Los Muertos no quieren que estemos tristes porque sienten nuestro dolor.

Ellos, los considerados muertos, están más vivos que nosotros, disponen de visión más penetrante que la nuestra, son criaturas más definidas que nosotros, y pueden vernos, visitarnos y comunicarse con nosotros con más facilidad y naturalidad. Será preciso que no nos olvidemos de este punto importante: los hombres son espíritus y los espíritus son nada más que hombres libertos de las órdenes de la materia. Cargamos un fardo, ellos ya lo contrabandearon de sus costillas.

Tendremos que pensar en ellos como criaturas vivas y actuantes, como realmente lo son.

Ellos no gustan de nuestras tristezas, más se sienten felices con nuestra alegría. No quieren que pensemos en ellos de manera triste porque esto los entristece.

Se encuentran en un mundo en que las vibraciones mentales son fácilmente perceptibles y desean que los ayudemos con pensamientos de confianza y alegría.

No tenemos el derecho de perturbarlos con nuestras inquietudes terrenas, en general nacidas de nuestro egoísmo y de nuestro apego. Millones de manifestaciones de entidades superiores, de espíritus conocidos o no, más siempre identificados, ocurren en el mundo continuamente, probando la sobrevivencia activa de los que pasaran para el otro mundo y allá no nos olvidan.

Extractos del Libro “Educación para la Muerte”

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